
Historia [editar]
La primera historieta de Mortadelo y Filemón apareció el 20 de enero de 1958 en el número 1394 de Pulgarcito con el título genérico de Mortadelo y Filemón, agencia de información. Por aquel entonces era usual que las series de historietas humorísticas tuviesen un pareado como título, generalmente con el nombre de sus protagonistas en el primer verso. En ese mismo número 1394 de Pulgarcito se incluyen Margarito Celemín, un vendedor muy pillín de Sanchís, Rigoberto Picaporte, solterón de mucho porte de Roberto Segura, Pascual, criado leal de Nadal y Doña Lío Portapartes, señora con malas artes de Raf.
Las historietas de la editorial Bruguera mostraban un mundo cercano al lector, en el que la pobreza, el hambre, la picaresca y las diferencias de clases eran comunes (los títulos de historieta antes mencionados son buena prueba de ello). Los propios nombres de Mortadelo y Filemón nos hablan de la época en la que surgieron. Con el recuerdo aun cercano de la época de hambruna provocada por los racionamientos de comida que siguieron a la Guerra Civil Española, Ibáñez bautizó a sus personajes con nombres cuyo sonido evoca alimentos; Mortadelo y Filemón serían pues un eco de Mortadela y Filetón [1] [2] .
Etapa primitiva (1958-1968) [editar]
En sus orígenes, Mortadelo y Filemón eran una parodia del doctor Watson y Sherlock Holmes, respectivamente (otras fuentes de referencia citadas en ocasiones son el gordo y el flaco y Novísimas aventuras de Sherlock Holmes de Enrique Jardiel Poncela). Filemón tenía nariz aguileña, vestía chaqueta y sombrero de felpa y fumaba en pipa (en el número 1404 de Pulgarcito llegó incluso a vestir el impermeable y sombrero a cuadros característico de la mayoría de las ilustraciones de Holmes). Mortadelo, por su parte, además de las habituales gafas y levita negras, llevaba bombín y paraguas también negros. El bombín servía además a Mortadelo para guardar los disfraces, un recurso que con el tiempo se revelaría innecesario. Otra característica del Mortadelo primigenio -y que sólo duró unas pocas historietas- eran unos ojos perpetuamente entrecerrados que le conferían un aspecto despistado.
Este primitivo aspecto fue depurándose con el tiempo, adquiriendo pronto un aspecto similar al actual: Mortadelo mantendría su levita negra, pero desaparecerían el sombrero y el paraguas; mientras tanto Filemón fue reduciendo paulatinamente su nariz larga y aguileña y su indumentaria pasó a consistir en una pajarita negra, camisa blanca, pantalones generalmente rojos y, en ocasiones, chaqueta a juego.
En Mortadelo y Filemón, agencia de información, Filemón es el jefe de una agencia de detectives y tiene a Mortadelo como empleado. Las primeras historias eran de una sola página en blanco y negro (salvo cuando ésta ocupaba la portada) con seis filas de viñetas y seguían un esquema muy sencillo: Alguien contrata los servicios de la agencia; pero al intentar cumplir la misión, se produce algún equívoco que resulta en un completo fracaso de ésta. El descubrimiento del equívoco terminaba generalmente en una persecución o en alguien desmayándose. Esta estructura de presentación-equívoco-desenlace era extremadamente común en las historietas de la época.
Etapa clásica (1969-1979) [editar]
En 1969 se produce un cambio importante. Mortadelo y Filemón ingresan en la T.I.A., una organización con claras reminiscencias de la C.I.A. Esto coincide con el comienzo de las historias largas y marca el inicio de la madurez de estos personajes. El estilo de dibujo está casi totalmente definido, así como las personalidades de los dos detectives. Además, nuevos personajes se incorporan a las historias: el superintendente Vicente, el profesor Saturnino Bacterio y dos décadas después, la secretaria Ofelia. Las referencias a Holmes, que ya hace tiempo han desaparecido, son sustituidas por la parodia de las historias de espías, muy comunes por aquel entonces. La referencia más clara de esta época es la serie Superagente 86, estrenada en España dos años antes de la publicación de El sulfato atómico; esta serie refleja un mundo de espías incompetentes, entradas secretas y hasta zapatófonos, muy similar al de las aventuras de Mortadelo y Filemón.
Las historias largas suelen tener 44 páginas y habitualmente están organizadas en episodios autoconclusivos de 4 caras que suelen narrar los sucesos de un día. La razón de esta estructura era que estos episodios serían publicados semanalmente; inicialmente en la revista Gran Pulgarcito y más tarde en la revista Mortadelo. Aparte de la publicación serializada también eran publicadas de forma completa en la colección OLE. El hilo argumental de las historias sirve sólo como medio para estructurarlas y como base para encadenar las situaciones cómicas. En esta nueva etapa de Mortadelo y Filemón, el humor no se basa tan sólo en el descubrimiento de un equívoco; sino que múltiples recursos humorísticos son empleados de forma continua: parodias, bromas visuales, humor absurdo, enredos, juegos de palabras, etc.
La primera historia larga es El sulfato atómico. En esta historieta, el estilo del dibujo es inusitadamente detallista, con claras influencias de la escuela francobelga de dibujo de caricaturas, especialmente de Franquin[1]. Este estilo se relajó en las siguientes aventuras, volviendo al trazo sobrio habitual. En estas primeras aventuras largas Ibáñez experimenta con la estructura de las viñetas, dando a las historietas un aspecto menos rígido y consiguiendo además una mayor expresividad; sin embargo pronto retorna a la estructura rígida de cinco filas de viñetas.
Una aventura arquetípica de esta etapa podría ser Los diamantes de la gran duquesa. En el primer episodio se describe el hilo argumental, mientras que en los siguientes se desarrolla la búsqueda durante diez días consecutivos de los correspondientes diamantes, cada uno de los cuales está escondido es un sitio distinto (algo que consiguen, aunque el final de cada episodio es desastroso de una u otra manera especialmente en el caso del último).
Etapa madura (1980- ) [editar]
La división de la etapa madura en dos: clásica y moderna puede resultar controvertida; sin embargo pueden establecerse diferencias entre ambas. Una de estas diferencias es el número de filas de viñetas. Hasta El transformador metabólico, las historias tenían cinco filas de viñetas, pero a partir de entonces se pasa a cuatro. Teniendo en cuenta que el número de páginas no varía, esto implica una disminución en el número total de viñetas por aventura. Éstas pierden -por tanto- algo de densidad, tanto en la historia como en el aspecto visual.
Otra diferencia (que no tiene por qué coincidir necesariamente en el tiempo con el cambio en el número de viñetas) es que las historias pasan a tener referencias a la actualidad, lo que daría razones para llamar clásicas a las primeras aventuras, cuyas historias son más intemporales.
Además, entre 1986 y 1987, Ibáñez perdió los derechos de publicación de sus personajes, que habían sido registrados por la editorial Bruguera. Durante estos años se publicaron una serie de aventuras realizadas por otros autores. Aún después de recuperar los derechos, Ibáñez siguió apoyándose por un tiempo en colaboradores. En total se puede establecer un periodo de 5 años aproximadamente que divide en dos la etapa madura, en la que además hace aparición un nuevo personaje, la señorita Irma, que posteriormente sería eliminado.
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